Un oasis en el desierto
La
noticia de que el Santo Padre concede la Indulgencia plenaria a los fieles
enfermos de Coronavirus, a los agentes sanitarios, los familiares y todos
aquellos que, exponiéndose al riesgo de contagio, cuidan de los enfermos, es un
auténtico “oasis” en medio del desierto, pues esta disposición nos permite
recibir auxilios espirituales en una época en que recibir los Sacramentos directamente
es complicado.
Esto
confirma la Palabra de Dios expresada en Rom 8, 28: «Todo lo que Dios permite, es para
bien de los que lo aman»,
pues ninguna época, generación o situación está desprovista de la mano
misericordiosa de Dios. Es verdad que el hombre provoca grandes males por
ambición, odio, envidia, egoísmo, soberbia…, pero aún en medio de ellos, Dios
resplandece con su misericordia que nos otorga su ayuda y consuelo en todo
momento.
Ante
la pandemia que enfrentamos, independientemente de cuál sea su origen,
encontramos fuertes llamadas de atención, la invitación a la conversión y una
convocatoria a la fraternidad universal: no podemos desentendernos del resto
del mundo.
Ante
la emergencia mundial, la Santa Sede ha hecho público este viernes, 20 de marzo
de 2020, el decreto de la Penitenciaría Apostólica relativo a la concesión de
indulgencias especiales a los fieles en la actual situación de pandemia,
firmado el 19 de marzo por el cardenal Mauro Piacenza, penitenciario mayor, y
por Krzysztof Nykiel, regente.
Enfermos de COVID-19
Las
personas que gozarán de la Indulgencia plenaria serán los enfermos sujetos a
cuarentena por orden de la autoridad sanitaria en los hospitales o en sus
propias casas «si,
con espíritu desprendido de cualquier pecado, se unen espiritualmente a través
de los medios de comunicación a la celebración de la Santa Misa, al rezo del
Santo Rosario, a la práctica piadosa del Vía Crucis u otras formas de devoción,
o si al menos rezan el Credo, el Padrenuestro y una piadosa invocación a la
Santísima Virgen María, ofreciendo esta prueba con espíritu de fe en Dios y de
caridad hacia los hermanos».
Siempre,
«con
la voluntad de cumplir las condiciones habituales (confesión sacramental,
comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), apenas les sea posible», indica el decreto.
Agentes sanitarios y cuidadores
Igualmente,
podrán ganar la Indulgencia plenaria los agentes sanitarios, los familiares y
todos aquellos que, «siguiendo
el ejemplo del Buen Samaritano, exponiéndose al riesgo de contagio», cuidan de los enfermos de
Coronavirus, en las mismas condiciones.
A quienes oren con
fervor por los enfermos y fallecidos
La
Penitenciaría Apostólica concede también la Indulgencia Plenaria, en las mismas
condiciones, con ocasión de la actual epidemia mundial, a «aquellos fieles que ofrezcan la
visita al Santísimo Sacramento, o la Adoración Eucarística, o la lectura de la
Sagrada Escritura durante al menos media hora, o el rezo del Santo Rosario, o
el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o el rezo de la corona de la Divina
Misericordia, para implorar a Dios Todopoderoso el fin de la epidemia, el
alivio de los afligidos y la salvación eterna de los que el Señor ha llamado a
sí».
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena
temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel
dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la
Iglesia cf. (CEC 1471a). Puede ser parcial o plenaria según libere de la pena
temporal debida por los pecados en parte o totalmente (cf. CEC 1471b). Recordemos,
también, que «todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por
los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como
plenarias» (CEC 1471c).
Condiciones
para ganar una Indulgencia
Para
ganar una indulgencia plenaria, además de querer evitar cualquier pecado
mortal o venial, hace falta rezar o hacer la obra que incorpora la indulgencia
cumpliendo tres condiciones básicas:
a) Confesión sacramental
b) Comunión Eucarística
c) Oración por las intenciones del
Papa
Con
una sola confesión sacramental puede ganarse varias indulgencias plenarias; en
cambio, con una sola comunión eucarística y una sola oración por las
intenciones del Papa sólo se gana una indulgencia plenaria. Las tres
condiciones pueden cumplirse unos días antes o después de rezar o hacer la obra
que incorpora la indulgencia, pero es conveniente que la comunión y la oración
por las intenciones del Papa se realicen el mismo día. En esta situación de
contingencia, se recomienda hacer la Comunión espiritual siguiendo las
transmisiones de la Eucaristía en vivo. En cuanto sea posible hay que cumplir
los dos primeros puntos.
La
condición de orar por las intenciones del Papa se cumple si se reza a su
intención un solo Padrenuestro y un Avemaría; pero se concede a cada fiel la
facultad de orar con cualquier fórmula, según su piedad y devoción.
La
indulgencia plenaria únicamente puede ganarse una vez al día, mientras que la
indulgencia parcial puede ganarse varias veces al día.
Así,
todo
fiel cristiano puede mantenerse en gracia aún en esta situación de pandemia.
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